''Pilar García Villén: "Llegué con 19 años a una
universidad desconocida y me fui cargada de historias, conocimientos,
personas y un buen nivel de inglés, que sin duda me abriría más
puertas después".
Pilar
García Villén, con 27 años y natural de Pozoblanco, vive actualmente en un pueblo de Granada, aunque desde que dejó Pozoblanco ha residido en tres países diferentes (Reino Unido, Países Bajos y Portugal), tanto para
estudiar como para trabajar .
- ¿Cómo
recuerdas tus años en el IES
Antonio María Calero?
¿Cuántos años estuviste?
A pesar de que
llegué al IES Antonio Mª Calero para realizar 4º de ESO, enseguida encontré grandes amigos/as y profesores/as que me
inspiraron. Recuerdo los años en el instituto con añoranza, pues
allí constituimos una gran familia: los alumnos y alumnas estábamos
muy unidos, luchábamos ante lo que nos parecían injusticias (esto
era muy gracioso), y con los profesores y profesoras desarrollamos un
fuerte vínculo. La verdad es que, al pasar tantas horas juntos,
creció en el centro un ambiente muy familiar, lleno de anécdotas
muy divertidas.
Durante mis años como alumna en el IES Antonio María
Calero, estudié con mucha perseverancia para poder conseguir el
máximo de nota posible, tanto en Bachillerato como en Selectividad.
Esto me abriría puertas para poder estudiar la carrera que eligiese
y donde quisiera, así que mi motivación era muy fuerte. Gracias a
todo el esfuerzo, conseguí mi propósito.
- ¿Qué
te motivó a hacer la carrera que cursaste? ¿Fue muy complicado superarla?
¿Dónde la realizaste?
Aun con una nota
alta, me decidí por estudiar Educación Social en Granada, que no
requería un gran expediente, con la idea de trabajar con y para las
personas, luchar para erradicar la exclusión social (o al menos
intentarlo). Esta carrera me permitiría trabajar con los colectivos
más desfavorecidos, una vocación que ya en el instituto me
inquietaba, participando en proyectos como “Ciudadanos y Ciudadanas
del Mundo”, con el profesor Antonio Tamajón, o pequeños teatros
para promover la Interculturalidad.
Agradezco mucho la iniciativa de
los profesores y profesoras en este aspecto, ya que contagian valores
que se irán desarrollando poco a poco en los alumnos/as.
Realicé mi
Erasmus en la Universidad de Ámsterdam durante un año. Fue sin duda
una experiencia que marcaría mi futuro. Llegué con 19 años a una
universidad desconocida y me fui cargada de historias, conocimientos,
personas y un buen nivel de inglés, que sin duda me abriría más
puertas después. (Si elegís la vía universitaria, ¡es una
oportunidad a no perder!).
- A
pesar de la complicada situación que está atravesando el país, ¿te
encuentras a gusto con tu trabajo o actividad que desarrollas?
Explícanos en qué consiste tu trabajo.
Actualmente, trabajo como profesora de inglés en horario extraescolar en varias
escuelas de Granada. No creo que sea mi trabajo definitivo, pero es
una gran oportunidad para obtener experiencia en la docencia y poder
costear vivir fuera mientras estudio oposiciones.
En mis clases,
enseño inglés a niños de entre 4 y 11 años a través del juego, y
también preparo a un grupo de valientes para un examen de Cambridge.
- ¿Qué
les dirías a los actuales estudiantes de Bachillerato para
motivarlos?
Si mi palabra llegase a los y las estudiantes de
Bachillerato, les diría que no se desanimen por escuchar “el estado del país”.
Lo importante es descubrir cuál es tu pasión, qué es lo que
quieres y, una vez que lo descubres, ir
a por ello con toda tu alma. Tener un expediente brillante y una carrera
universitaria no es sinónimo de felicidad. Existen otras vías igualmente
importantes, como los Ciclos Formativos que te preparan de forma más técnica
para el mundo laboral. O ser deportista. O ser cantante. O vivir en una granja
produciendo tu propia comida. Sea lo que sea que elijas, que sea porque te hace
feliz.
Sácale el máximo partido a la gente que te acompaña en este
proceso, otros estudiantes y profesores/as, personas que te inspiran, que te
animan y te comprenden, personas que te apoyen cuando tengas que tomar una
decisión.
Y hablando de decisiones, no hay que precipitarse. Qué
importa si con 17 o 18 años, tras acabar Bachillerato, aún no tienes clara tu
vocación. Solo a través de la experiencia puedes descubrir qué te gusta y qué
no; es algo muy subjetivo.
Si llegan esos momentos de dudas, antes de “perder un año”
(que se suele decir), animo a todo el mundo a realizar el Servicio de
Voluntariado Europeo, una magnífica experiencia, costeada por la Unión Europea
que te permitirá elegir un proyecto del área que más te motive (medio ambiente,
educación, trabajo social, idiomas…) y el país europeo donde desees llevarla a
cabo (puedes elegir el tiempo también, máximo 1 año). Esto te permitirá
aprender un idioma, ganar en independencia y autonomía (vivir con otros
compañeros/as, cocinar, comprar, preparar tu proyecto…) y ¡conocer a gente de
todo el mundo!
De manera que mi consejo final es: aprovechad cada instante
y sed curiosos/as. Hay millones de alternativas que esperan por vosotros/as
tras el Bachillerato (Ciclos formativos, carrera universitaria, un año
“sabático”, viajes…).
Para ello, debéis sacar el máximo partido al centro, no solo
como el sitio donde aprender asignaturas y hacer exámenes, sino como lugar de encuentro de futuras
personas que pondrán su granito de arena en el camino que decidan escoger. ¡El
futuro es vuestro!
Mª Carmen Herrero y María Pérez (2º BB)