Don Rafael es profesor de Lengua castellana y Literatura y ex
director del IES Antonio María Calero. Además de impartir clase en
nuestro centro durante 26 años no consecutivos, durante dos
cursos trabajó fuera de Pozoblanco, concretamente uno en Villanueva de
Córdoba y otro en Marbella. Tras ellos, en el año 1991
regresó a nuestro centro.
1. ¿Cuándo descubrió que quería dedicarse a la docencia? ¿Qué es
lo que más le gusta de su profesión?
Pues es cuestión de familia. Dos de mis
hermanos mayores se han dedicado a la enseñanza; en concreto, uno es maestro de
Primaria, ya jubilado, y otro, profesor de universidad en Málaga. Digamos que lo
he vivido y recuerdo que, cuando alguno de ellos daba clase en verano en mi
casa, me llamaba la atención (yo tendría cinco o seis años) y despertaba en mí
un deseo de llegar un día a ser como ellos. Luego, mientras estudiaba en el
instituto, di algunas clases particulares, sin cobrar, al hijo de un vecino y aquello
me acabó de decidir por la docencia.
Me gusta enfrentarme a retos nuevos, miro
bastantes páginas en las que aparecen nuevas formas de dar clase e intento llevar a la práctica aquellas que me llaman la atención. Lo que pasa es que algunos alumnos
a los que les doy clase son un tanto remisos a la clase innovadora y me cuesta
bastante trabajo hacerles ver la necesidad de un cambio. Otra cosa que me
agrada es que, pasado un tiempo, cuando me ven por la calle antiguos alumnos,
me saludan con bastante cariño, recordando lo bien que se lo pasaron en mis
clases.
2.¿Con qué edad comenzó su etapa como director? ¿Qué balance haría
de ella?
Antes de llegar a ser director, he pasado por todos los cargos del
equipo directivo luego no me resultó difícil presentarme a la dirección. Fue en
2010 y tenía 48 años. El balance es bastante satisfactorio, pues en todo este
tiempo he luchado mucho por que nuestro centro esté a la altura que se merece
en el ámbito educativo junto a otros centros con mayor tradición. Conoces a
compañeros o compañeras de tu mismo cargo y compartes con ellos muchas
inquietudes, aportándome ideas que me han servido para llevarlas a cabo en
nuestro centro. Sin duda, mi mayor satisfacción ha sido conseguir la
ampliación del instituto y aumentar la oferta educativa, aunque me haya costado
bastantes dolores de cabeza, pero ha merecido la pena. Sé también que he tenido
fallos y pido perdón por ellos.
3.Una vez llegada su edad de jubilación, ¿tiene pensado seguir
impartiendo clase? ¿Le dará lastima apartarse de la enseñanza cuando alcance su
jubilación?
En los últimos años me he planteado qué hacer cuando me llegue
la jubilación y he decidido que es hora de que gente más joven que yo tenga la
posibilidad de dedicarse a esta difícil, pero a la vez satisfactoria, profesión.
Yo tuve la suerte de empezar a trabajar como profesor a los 26 años y me
alegraba mucho ver a otros como yo en el oficio con ganas de trabajar por la
educación. Por eso digo que hay que dejar paso a las nuevas generaciones que
vienen con muchas ganas y nuevas ideas. A ellos hay que facilitarles esa
posibilidad de dedicarse a lo que les gusta.
Sí que voy a sentir apartarme de la enseñanza porque ha sido una parte importante de mi vida, aparte de la familiar.
4.¿Cuál es su motivación para seguir en el mundo de la enseñanza?
¿Sigue con la ilusión del primer día?
El conocer a nuevos alumnos y alumnas, enseñarles todo lo que
ellos me piden, despertarles su curiosidad en el mundo que les rodea, hablarles de mi experiencia y decirles que cuentan conmigo en cualquier cosa que
necesiten.
La verdad es que, cuando llega agosto, empiezo a pensar en las
clases que tendré para el curso siguiente. Me hace ilusión pensar en cómo puedo
introducir más inquietud en mi alumnado, aunque a veces me voy a casa con una
sensación agridulce de cómo me ha resultado la jornada. Sin embargo, vuelvo al
día siguiente ilusionado y dispuesto a vencer la inercia del alumnado. Unas
veces lo consigo y otras no.
5.¿Qué significa para usted el IES Antonio María Calero?
Para mí nuestro centro es "lo más". Como ya he dicho, he luchado
mucho por él, no solo en mi cargo de director, sino como profesor. Llevo a mucha
honra decir que pertenezco al claustro del profesorado y he procurado que el
nombre del “Calero”, se haga notorio en todos los ámbitos, no solo de la
enseñanza. Para mí es todo un orgullo cuando me felicitan por los triunfos
obtenidos por nuestro alumnado.
6. Con respecto a su etapa como estudiante, ¿en qué centro docente
cursó sus estudios?
La EGB la hice en el Colegio Salesiano; el Bachillerato en IES Los Pedroches (este no existía aún) y la carrera, en la Facultad de Filosofía
y Letras de Córdoba.
7.¿Cuántos años estudió allí?
Respectivamente 8, 4 y 5 años.
8.En relación a sus años en
los Salesianos, ¿por qué decidió entrar en la Cofradía Salesiana del Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Señora de la Amargura?
Mi madre fue una de las fundadoras de la cofradía y a ella
perteneció mi hermano mayor. Cuando él se marchó a trabajar a Córdoba, mi madre
me apuntó en su lugar. Tengo, además, la inmensa suerte de que, por parte de la
familia de mi mujer, son muchos los que pertenecen a ella y en mi casa todos
somos cofrades de la misma.
9.¿A qué se debe su dedicación como cofrade? ¿Cuántos años lleva
como miembro de esta cofradía?
En mi casa hemos vivido siempre un ambiente cristiano y
fueron mis padres los que mi inculcaron este cariño por el mundo cofrade. Todos
mis hermanos han sido miembros de alguna hermandad, así que podemos decir que
lo he mamado. En concreto llevo 40 años en ella.
10.¿Está implicado en alguna otra actividad relacionada con los
Salesianos? ¿Cuál y por qué?
Antes estaba más implicado con los Salesianos. He sido
animador del Oratorio varios años y he pertenecido a las directivas de los
Antiguos Alumnos y de la Cofradía. Actualmente, soy un miembro de estas
asociaciones y hace dos años que pertenezco al Coro de AA.AA.
11.Aparte de los Salesianos, ¿está implicado en alguna otra
cofradía?
Pues sí; en concreto, en la Cofradía del Silencio y en la de la
Virgen de Luna.
12.¿Qué motivo le llevó a ser uno de los fundadores de la Cofradía
del Silencio?
En aquellos años, estoy hablando de mediados de los 80, la gente
joven cofrade no era tenida muy en cuenta en las directivas de las cofradías.
Siempre se veían las mismas caras y las mismas ideas. Un amigo me comunicó que
había un grupo de gente joven que quería fundar una nueva cofradía y, como el
fondo soy “un tonto del capirote”, me uní a ellos con entusiasmo. Aquello
resultó a la larga un revulsivo de la Semana Santa en Pozoblanco, pues fuimos
los pioneros en sacar un paso a costaleros, tener una casa de hermandad, tener
una cuadrilla exclusiva de mujeres costaleras, sacar una revista informativa,
etc. A partir de entonces, fueron las otras cofradías las que siguieron
nuestros pasos, de lo cual me alegro mucho.
13.¿Por qué decidió entrar en la Hermandad de la Virgen de Luna?
¿Qué supone para usted ser hermano de dicha Hermandad?
Soy una persona muy devota de la Virgen y el mismo que me
implicó en el Silencio me animó a hacerme hermano.
Para mí es un orgullo pertenecer a esta cofradía, con todo lo
que supone en la historia de Pozoblanco y en su vida cofrade. Me alegra ser un
transmisor de esta devoción centenaria y, además, es una gran satisfacción
pertenecer a una hermandad que, junto a otras dos cofradías del Valle, es la única hermandad militar, creo que de Andalucía. Llevo como hermano treinta y un años y como Secretario de la misma, doce.
14.Aparte de estar implicado en estas cofradías, ¿qué le gusta
hacer en su tiempo libre?
Pues me gusta mucho viajar, leer, escuchar música, ir al campo con la familia, pasear y echar buenos ratos con
los amigos.
Noelia Navarrete Torres, Natalia Medina Abril y Antonio Luis Díaz Blanco (2º BB)