miércoles, 9 de junio de 2021

Bicentenario de Carolina Coronado

Carolina Coronado nació hace 200 años en Almendralejo en una familia de ideología progresista. El pasado 12 de diciembre se cumplía el bicentenario de su nacimiento, pero el pasado 15 de enero se cumplió también 110 años de su fallecimiento.

Fue una autora española, autodidacta y de gran sensibilidad. Desde pequeña mostró su interés por la literatura y comenzó a leer, robando horas a su sueño. Fue la tercera de nueve hermanos a los que dedicó algunos de sus poemas. Tocaba el arpa y el piano. A los cuatro años se trasladó a vivir a Badajoz al ser su padre encarcelado por cuestiones políticas. Llevó una vida revolucionaria ya que en 1838, en plena guerra civil, Carolina Coronado emprendió con entusiasmo el bordado de una bandera para un batallón creado para defender el trono de Isabel II. A Carolina le tocó librar una doble batalla: la de haber nacido en una región periférica, en un pueblo de la España del siglo XIX, con una mentalidad anclada en las viejas tradiciones y una sociedad dominada exclusivamente por el hombre, y la de haber nacido mujer y querer dedicarse a la literatura.

Carolina Coronado desde su niñez ya mostraba en sus escrituras los rasgos típicos de la creación romántica. En sus primeros versos la emoción vencía a la razón. Escribió novelas y obras teatrales con predominio de temas históricos, compromiso social y defensa social y cultural de la mujer. Sus primeros poemas datan a la temprana edad de 9 años, con un lenguaje algo desaliñado e incluso con errores léxicos y ortográficos, pero espontáneo y muy sentimentales, motivado por amores imposibles. Tenía trece años cuando Espronceda le dedicó unos versos. Fue amiga de Robustiana de Armiño y del poeta Quintana, y aparece varias veces como protectora de las autoras nacidas en su provincia.

Sus primeras composiciones fueron poesías, la primera de ellas fue publicada en 1839, el diario El Piloto se titula A la palma. En el siglo XIX, Carolina escribió y publicó un poema, El marido verdugo, donde hacía referencia a la violencia de género, lo que hoy en día es una muerte muy frecuente entre las mujeres. En sus textos también describió a su querida Extremadura. Su producción literaria fue diversa pero no muy amplia, con novelas como Jarilla o Luz; y obras como Los genios gemelos, Alfonso IV de León, El cuadro de la Esperanza, El divino Figueroa o La exclaustrad. Sus poemas publicados entre 1844 y 1847 en los que la Coronado denuncia la situación de marginación en que vivían las féminas, como La flor del agua.

La poeta feminista del romanticismo defendió los derechos de las mujeres en sus poetas y creo una red de sororidad para apoyar a las poetas jóvenes contra la discriminación. Esta feminista se enfrentó al machismo de su época. Fue pionera de la igualdad y abrió las puertas del mundo intelectual a las mujeres. El feminismo de Carolina Coronado no se quedó solo en sus versos. Quizás por esa experiencia suya de luchar contra todo tipo de barreras, se dedicó a ayudar a otras jóvenes poetas a llegar hasta los periódicos, a conocerse y a publicar, presentándoles a editores y prologando sus libros.

Carolina fue una mujer que lucho por conseguir un papel de igualdad entre personas. Vivió en una época donde, lo que hoy es el machismo, por esos entonces estaba bien visto. Ella abrió muchos caminos a las que hoy en día somos mujeres, para que nosotras pudiésemos correr y no caminar. Uno de sus poemas, Libertad, trata del punto de vista que Coronado tenía de la sociedad, y donde hace un llamamiento a la búsqueda de la libertad para todos los individuos independientemente de ser hombres o mujeres, pero hace también una crítica al papel masculino de la época. 

 

LIBERTAD 

 Risueños están los mozos,

gozosos están los viejos

porque dicen, compañeras,

que hay libertad para el pueblo.

 

Todo es la turba cantares,

los campanarios estruendo,

los balcones luminarias,

y las plazuelas festejos.

 

Gran novedad en las leyes,

que, os juro que no comprendo,

ocurre cuando a los hombres

en tal regocijo vemos.

 

Muchos bienes se preparan,

dicen los doctos al reino,

si en ello los hombres ganan

yo, por los hombres, me alegro;

 

Mas, por nosotras, las hembras,

ni lo aplaudo, ni lo siento,

pues aunque leyes se muden

para nosotras no hay fueros.

 

¡Libertad! ¿Qué nos importa?

¿Qué ganamos, qué tendremos?

¿un encierro por tribuna

y una aguja por derecho?

 

¡Libertad! ¿de qué nos vale

si son los tiranos nuestros

no el yugo de los monarcas,

el yugo de nuestro sexo?

 

Isabel Pastor López (2º BA)

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