lunes, 20 de marzo de 2017

DON RAFAEL JIMÉNEZ: "LOS CAMBIOS SIEMPRE SON BUENOS"

Don Rafael Jiménez, natural de Córdoba y licenciado en Medicina y Cirugía, llegó a Pozoblanco en el año 1983 a través del concurso de traslados al que optó tras sacar las oposiciones y lo hizo para poder estar con su mujer.

Usted es médico y ha ejercido como tal. ¿Por qué decidió aparcar el ejercicio de su profesión y dedicarse a la enseñanza?
Porque me gusta tanto una cosa como la otra. Además, mi mujer es profesora también y, para compaginar el tiempo libre y demás, me venía mejor. También me parece que cambiar de actividad siempre es positivo. Llegas con más ganas, ilusión, cambias. A mí me gusta mucho cambiar.

Ha trabajado usted en nuestro centro en dos ocasiones. ¿En qué períodos de tiempo?
La primera vez fue al principio, a partir del año 1983. Estuve cinco años. Y, luego, regresé otra vez a partir del año 2004 en el que pedí el reingreso al servicio activo como profesor. Estaba destinado en el centro de salud de Pozoblanco como médico y solicité el reingreso como profesor.

¿Qué supuso para usted volver a nuestro centro varios años después, tras su primera etapa aquí?
Bueno, era un centro totalmente diferente al centro del que me fui porque era un instituto en el que se daba la ESO y Bachillerato y, cuando yo me fui, era un centro exclusivamente de formación profesional. Entonces, la verdad es que me encontré un centro totalmente diferente, más amplio, más grande, con nuevos edificios y el profesorado había cambiado. Conocía a los/as profesores/as antiguos/as que habían estado conmigo al principio, pero la mayoría de ellos/as eran nuevos compañeros.

¿Puede hablarnos de sus inicios en nuestro instituto?
Era un centro muy pequeño, totalmente diferente al de ahora, había más o menos quince profesores/as, el contacto con los alumnos era más familiar, mientras que ahora hay más distancia.

¿Qué balance haría de su etapa como profesor? ¿Y de la de médico?
Siempre es positivo porque siempre aprendes cosas en un sitio y en otro. Ves la vida de diferente manera. En la enseñanza estás con gente joven, gente que está empezando, y en la labor de médico estás viendo a gente que empieza, a gente que nace y a gente que muere. Entonces, la verdad es que es un poco ver la vida a distintos niveles, pero en las dos lo que pretendes es enseñar a los demás. Como médico de atención primaria, lo que estás intentando es que tus pacientes aprendan a conservar la salud, por lo tanto es también una enseñanza.

Hace algunos años pidió usted una excedencia en la enseñanza y se marchó a Francia a trabajar como médico, ¿qué provocó tal decisión? ¿Cómo resultó la experiencia?
La experiencia es positiva también. He dicho anteriormente que me gustan los cambios y entonces, desde joven, tenía yo la ilusión de trabajar en Francia como médico. Así que pedí asuntos propios sin sueldo durante cuatro meses y me fui a Francia a trabajar en un pequeño pueblecito. La experiencia fue enriquecedora porque mejoré el idioma bastante respecto a lo que ya sabía. Además, mi mujer es profesora de Francés. Por eso también nuestro contacto con Francia ha sido continuo. También quería para ver otro tipo de sanidad totalmente diferente a la nuestra, con sus partes positivas y sus partes negativas como las tenemos nosotros también.

¿Cuántos años ha trabajado usted como profesor?
Prácticamente la mitad de los años que llevo trabajando, 19 años.

Está usted a punto de jubilarse. ¿Qué supone para usted la jubilación? ¿Qué planes tiene para el futuro?
La jubilación es culminar un poco la vida laboral, y descansar. Bueno, no descansar, sino aprovechar el tiempo y cansarme más que ahora.
¿Qué hacer? Bueno, pues tengo cinco hijos y tres viven fuera de España y dos viven aquí, así que me tocará algo que me ha gustado siempre que es viajar, coger el coche e ir de un lado a otro hasta que podamos.




Guillermo Jurado (2º BA)
Irene Fernández (2º BA)

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