Valeria
Vázquez Guevara nació en San Salvador (El Salvador) en 1989. Cursó Primaria en
el Colegio “Augusto Walte” (en San Salvador), y la ESO y el Bachillerato en el
IES “Antonio María Calero” en Pozoblanco. Valeria ha realizado estudios
posteriores en España, Estados Unidos y Australia, especializándose en
construcción de paz, derecho internacional y cooperación al desarrollo, y
justicia transicional.
1. ¿Cómo
recuerdas tus años en el IES "Antonio María Calero"? ¿Cuántos años
estuviste?
Los años en
el IES fueron de mucha riqueza personal y académica. El IES era, y creo que
sigue siendo, una comunidad educativa vibrante, con un cuerpo de profesores
comprometidos a brindar una educación pública de calidad, que va más allá de la
impartición de asignaturas tradicionales. Prueba de ello, por mencionar algunos
ejemplos, es este blog de la clase de Iniciación al Periodismo con doña Rosa
(¡asignatura que he cursado!), en 2005 el proyecto con vacación integradora “Ciudadanos
Por el Mundo” del profesor Antonio Tamajón, los tradicionales peroles, las
excursiones (por ejemplo, en 3º de ESO con la clase de música de la profesora
Isidora fuimos a Madrid al programa ‘Música 1’ de TVE), o las excelentes clases
de Lengua de Francisco Onieva, Historia con José Luis o Filosofía con Manuel
del Pino. Agradezco a todos los que fueron mis profesores, por su dedicación,
paciencia y trabajo. Merecen mención especial Araceli (Matemáticas), Álvaro
(Física y Química), Antonio Tamajón (Física y Química) y Blas (Matemáticas) por
su paciencia ya que ¡he sido realmente terrible con los números!
También les
estoy agradecida a mis antiguos compañeros de clase. El compañerismo marca
profundamente la experiencia educativa. He conocido de cerca a personas que han
sufrido acoso escolar, xenofobia y racismo en diversas instituciones. Así que
agradezco a mis antiguos compañeros por haber contribuido a que el IES “Calero”
fuese un espacio amable para mí.
2. ¿Qué te
motivó a cursar tu carrera?¿Dónde la realizaste?
Estudié
Derecho en la Universidad de Granada. En esencia, escogí Derecho porque quería
entender cómo funcionaba un país. Estaba muy interesada en temas políticos y de
justicia social, por eso, aparte de Derecho, otras carreras que me llamaban
mucho la atención eran Ciencias Políticas, Relaciones Laborales y Relaciones
Internacionales.
Para escoger
una carrera, decidí mirar el temario y la organización por cursos de cada una
de las carreras que me interesaban. De forma intuitiva me pareció que las
asignaturas de la Licenciatura en Derecho ofrecían una formación sólida que me
permitiría aprender sobre las leyes que nos estructuran como país, incluyendo
nuestros derechos fundamentales y la in/justicia social que muchos sufren.
Mi experiencia
estudiando Derecho es que es una carrera que ofrece solidez académica, y que a
nivel profesional me ha dado la posibilidad de ser versátil a la hora de
especializarme en asuntos internacionales.
¡Si tuviese
que escoger de nuevo, volvería a estudiar Derecho! No me arrepiento para nada.
3. ¿Fue muy
complicado superarla?
Derecho es
una carrera compleja, pero no imposible. En lo personal, creo que se necesita
una buena dosis de perseverancia para acabar la carrera. Es una carrera que
puede resultar un poco árida porque está basada en un lenguaje y una forma de
pensar (¡y argumentar!) muy técnica y especializada, que hay que dominar bien y
saber aplicar. Claro, esto toma tiempo, y por eso los primeros años de la
carrera pueden ser abrumadores y cuesta arriba. La buena noticia es que, una
vez superados los dos primeros años, ¡la carrera se hace mucho más llevadera e
interesante!
4. ¿Has
trabajado fuera de España? ¿Qué te motivó a salir de nuestro país?
Sí, por
trabajo y sobre todo gracias a dos becas, he podido continuar formándome en el
extranjero.
Al acabar
Derecho en 2012, tenía claro que quería empezar a ganar experiencia en el campo
de la cooperación al desarrollo. En ese momento no sabía cómo encajaría esto
con mi título universitario. Era todo muy incierto. La idea de marcharme fuera
me emocionaba y aterrorizaba al mismo tiempo, pero estaba convencida de que
debía al menos intentarlo. Ya que irme fuera, sola y con 22 añitos era algo un
poco intimidante, empecé por ir a un lugar familiar, pero lo suficientemente
interesante: fui a El Salvador.
En El
Salvador he trabajado en varios proyectos de cooperación internacional al
desarrollo, sobre todo en el área de prevención de violencia, mediación de
conflictos sociales y fortalecimiento del sector judicial salvadoreño. Puede
sonar todo guay…pero en realidad empecé haciendo cosas pequeñas…como, por
ejemplo, regando plantas o haciendo resúmenes de informes. Fue un proceso de
crecimiento muy enriquecedor e ideal para ser mi primer empleo. El Salvador es
un país con una historia interesantísima de lucha contra la injusticia
socio-económica, que es un verdadero ejemplo para el mundo. Lo que más he
aprendido de los salvadoreños es que la creatividad no tiene límites, a
respetar, a no subestimar a nadie y a buscar respuestas en los matices.
En Estados
Unidos, gracias a la beca que me otorgó el Kroc Institute for International
Peace Studies de la Universidad de Notre Dame (EEUU), hice un Máster en Estudios
de Paz. Esta ha sido una de las grandes oportunidades de mi vida. Me ayudó a
abrir la mente y el corazón. Entablar amistad y compañerismo con personas de
todo el mundo y de distintos campos profesionales fue transformador.
A raíz del
máster en EEUU, también he vivido en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Ahí he trabajado
como investigadora en una organización en proyectos sobre pluralidad social y
convivencia pacífica en el contexto post-apartheid sudafricano. De mis
amistades de Sudáfrica he aprendido sobre la importancia del espíritu crítico y
comprometido con el bienestar social.
Más
recientemente, mi trabajo de investigación me ha llevado a realizar estancias
cortas en Chile y Argentina. Países fascinantes, llenos de fuerza y
creatividad.
Y aunque
España siempre será casa, actualmente mi hogar está en Melbourne (Australia).
5. ¿Qué
puedes contar sobre tu experiencia fuera de España?
¡Uf!¡Es
tanto! Pero, para ser breve, hay una frase de la escritora india Arundhati Roy
que expresa bien algo que he ido aprendiendo y espero nunca dejar de aprender:
“Has vivido
mucho tiempo en Nueva York (…) Hay otros mundos. Otros tipos de sueños.”
[p.14 en The End
Of Imagination. Traducción propia].
Como bien
dice Arundhati Roy, viviendo en otros mundos y teniendo amistades sinceras con
personas con sueños distintos a los míos o en los que me he criado, me he dado
cuenta de que muchas veces desde el Norte Global (esos países que llaman
‘desarrollados’) miramos al Sur Global (esos países que llaman
‘subdesarrollados’) como espacios donde no pasa ‘nada’.
Un ejemplo
de este pensamiento es la típica reflexión del cooperante al desarrollo, que es
algo así como: “He aprendido que se puede ser feliz con muy poco. Me llevo las
sonrisas de los niños.”
No digo que
esta reflexión sea malintencionada, pero parte de una idea de que las personas
de sociedades occidentales (‘desarrolladas’) son las salvadoras de la humanidad
y que las personas del Sur Global solo saben sonreír y recibir ayuda de todo
tipo. Y eso está muy lejos de la realidad. En lugar de dar por sentada la
condición de un lugar, hay que hacerse una pregunta básica: ¿Por qué tenemos
esa idea del Sur Global?¿De dónde vienen estas ideas o imágenes?
La
contribución de personas de países que hoy conforman el Sur Global es
muchísima. El Sur Global ha dado grandes ejemplos de paz, artistas,
intelectuales, activistas políticos...
…Y no hay
que olvidar que muchos de los recursos naturales que el Norte Global necesita
para vivir cómodamente y ser ‘Primer Mundo’ están en el Sur Global, por ejemplo,
el gas natural.
No quiero extenderme
mucho, pero me parece incoherente que hagamos muros, seamos xenófobos y
racistas con las personas que proceden de países del Sur Global, y al mismo
tiempo queramos, por ejemplo, el gas natural que viene de Argelia, Kenia y
Perú, que nos da calefacción en casa en invierno en España. Si queremos mandar
a esas personas ‘a su país’, deberíamos hacer los mismo con el gas natural,
¿no?
6. ¿A qué te
dedicas actualmente? ¿Dónde?
Me dedico a
la investigación a tiempo completo en la Facultad de Derecho en la Universidad
de Melbourne (Australia).
Ahora mismo
estoy volcada en mi proyecto doctoral, que analiza el rol de las ‘comisiones de
verdad’, los derechos humanos y la globalización en transiciones políticas.
Estoy muy
agradecida a la Universidad de Melbourne por apoyar este proyecto y poner a
disposición los mejores recursos para hacer mi investigación posible.
7. ¿Te encuentras a gusto en tu trabajo?
¡Me encanta
mi trabajo! Es un privilegio enorme dedicarme no solo a lo que me gusta, sino a
algo que está profundamente relacionado con mi compromiso con la justicia
social.
¡Ni en mis
mejores sueños imaginé que era posible aunar mi compromiso social con una labor
profesional! Estoy muy agradecida por esta oportunidad.
8. ¿Qué les
dirías a los actuales estudiantes de Bachillerato para motivarlos?
Quizá tres
cosas.
1) Que todas
y todos tenéis talento, inteligencia y una capacidad creativa maravillosa. Lo
que hará que vuestro talento, inteligencia y creatividad brillen para bien será
el esfuerzo diario y la forma en que viváis vuestra vida.
2) Que hay
muchos caminos para llegar a Roma. Siempre. Descubrir esos caminos es parte de
la vida. La vida sería muy aburrida si lo tuviésemos todo garantizado, si no
pudiésemos explorar, porque sin adversidad no creceríamos como personas.
3) Que
cualquiera que sea la carrera que escojáis, no os olvidéis de vuestras
comunidades. Poned vuestro granito de arena para hacer que las comunidades en
que vivís sean lugares amables, en las que todas las personas se sientan parte
sin importar de dónde vienen y a dónde van.
9. ¿Les
recomiendas buscar un futuro fuera de España?
Bueno, toda experiencia fuera siempre es muy
enriquecedora. Pero España es un gran país que también necesita personas
comprometidas y capaces para seguir siendo lo que aún es.
Irse fuera es una decisión personal y depende de las circunstancias personales
de cada uno.
Natalia Fernández y María Valero (2º BA)