Don Blas Torres Garuti nació en 1959 y ha impartido clases de Matemáticas en nuestro centro durante 23 años. En septiembre de este curso ha decidido poner fin a su carrera para disfrutar de su jubilación y de sus seres.
P.- ¿Cómo y cuándo empezó a interesarse por la enseñanza?
R.-Desde pequeño me ha gustado mucho aprender y en la adolescencia comenzó mi gusto por enseñar, me dediqué muchos veranos a impartir clases particulares.
P.- ¿Qué es para usted lo mejor de dedicarse a la enseñanza? ¿Y lo peor?
R.-Lo mejor es tratar con gente joven de la que aprender y a la cual enseñar, ya que es recíproco, tú enseñas algo y a la vez aprendes otras cosas. Lo peor es que el alumnado siempre tiene la misma edad y el profesor va envejeciendo con los años, con lo cual se llega a desconectar con el alumnado y para no hacerlo se requiere mucho esfuerzo.
P.- ¿Qué valores ha intentado inculcar a los alumnos en su etapa como profesor?
R.-Siempre primero la educación y después la enseñanza. Curiosidad por conocer cosas nuevas, las matemáticas son divertidas e instructivas, no solo números.
P.- ¿Tiene alguna anécdota interesante que contar de su etapa como profesor?
R.-En una etapa cuando era joven me tocó un grupo muy conflictivo y llegué a un acuerdo con ellos de comenzar las clases con 15 minutos de chistes y después normal. Fue un acierto, funcionó muy bien.
P.-¿En qué otros institutos ha estado dando clase?
R.-En Los Pedroches, Fuengirola, Marbella, Campanillas y Málaga.
P.-¿Ha tenido otros trabajos a lo largo de su vida?
R.-Camarero de hotel, y en el campo recogiendo naranjas, limones y en otras épocas patatas, aceitunas y hasta fresas.
P.-Si no se hubiera dedicado a la enseñanza, ¿a qué otra profesión le hubiera gustado dedicarse?
R.-A la psiquiatría, hubiera querido tratar los problemas de la mente.
P.- ¿Se ha arrepentido alguna vez de haberse hecho profesor?
R.-No, en general ha sido un trabajo muy satisfactorio.
P.-El sistema educativo ha cambiado mucho estos años. ¿Cree que para bien?
R.-Creo que el sistema educativo ha tratado de adaptarse a la realidad de la sociedad pero no lo ha conseguido. Demasiados cambios, pero también aciertos como uso de la tecnología, aprendizaje emocional, etc.
P.-Tras tantos años trabajando en nuestro instituto, ¿se ha sentido cómodo en él?
R.-En este instituto he estado muy bien porque hay muy buen ambiente de trabajo y tanto el profesorado, como el alumnado y los no docentes son muy competentes. Cualquiera echa una mano cuando se le requiere. Y se bebe una cerveza o un café si las circunstancias lo requieren.
P.- ¿Cuáles son sus aficiones?
R.-El ajedrez, la lectura, viajar y pasear.
P.-¿A qué tiene previsto dedicarse tras su jubilación?
R.-A mi familia y a mis aficiones.
P.-¿Tenía ganas de jubilarse?
R.-No demasiadas pero el COVID-19 ha acabado venciendo.
P.-¿Cree que echará de menos la enseñanza una vez jubilado?
R.-Sí y no. Creo que he cumplido con mi trabajo, pero de vez en cuando se echa de menos a la gente joven y sobre todo las sonrisas de los problemas resueltos.
P.-¿Cómo se sintió en su primer día como profesor? ¿Y en su último?
R.-Mucha ilusión, llegué con un tema completo preparado y sólo di 2 caras el primer día.
El último día no di clases, sólo me despedí del alumnado. Me quedó un cierto resquemor o hueco por llenar.
P.-¿Quiere dar algún consejo al profesorado o al alumnado de nuestro instituto?
R.-Solo que todo el mundo se dedique a lo que le guste, y que con esfuerzo se consiguen casi todas las cosas que uno se propone, si no son inalcanzables.
P.-¿Podría dedicarnos unas palabras de despedida?
R.-Como decía el poeta: Juventud divino tesoro, ya te vas para no
volver...
Disfrutad
de la vida que se pasa volando.
María Fernández Gil y María Soto Jurado (2ºBA)
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