Desde el mes de marzo del pasado año, nuestro país, al igual que el resto del mundo, sufre una pandemia llamada COVID-19, surgida en Wuhan, perteneciente al país chino. Esta pandemia ha cambiado nuestra vida cotidiana y ha hecho que nuestra forma de vida dé un giro de 180º grados hacia una visión de ver la vida y de apreciar las cosas que antes no teníamos.
La pandemia ha hecho que miles de personas mueran cada día en nuestro país y en todo el mundo, y otras tantas se contagien de este virus diariamente. Cabe destacar que una parte de los contagiados se debe al incumplimiento y al mal adoctrinamiento de la serie de normas impuestas para frenar estar pandemia. Los responsables de tomar estas decisiones son los lideres políticos que nos gobiernan ya que su función es hacer que esas normas se lleven a cabo con el objetivo de frenar dichos contagios. Pero de darse el caso de que esas normas no sean cumplidas por parte de la sociedad irresponsable por la celebración de fiestas ilegales, incumplimiento del toque de queda impuesto, entre otros actos no permitidos, se deben tomar una serie de medidas más graves.
Según muchos expertos, los responsables de que se permitan esta serie de actos y no se haga nada para frenarlos son nuestros dirigentes políticos, en este caso el gobierno central de nuestro país. Una moraleja aplicable a esta situación es la siguiente: "Si un pastor no se encarga de cuidar a sus ovejas, las ovejas, al no ser conscientes, se dispersan y de forma libre hacen lo que consideren sin que el pastor ponga ninguna solución"; este ejemplo se puede aplicar a la actualidad ya que el gobierno tiene el puesto del pastor que no se ocupa de su ovejas mientras que las ovejas son esa parte irresponsable de la sociedad que no cumple las medidas y no posee un líder que les haga cumplirlas.
Aunque también es reseñable que el gobierno ha delegado las competencias sobre la pandemia en las comunidades para que cada una de ellas las imponga dependiendo de como en ese momento afecte la pandemia a dicha zona. Pero esta labor resulta ineficaz debido a que dichas medidas tienen que tener la aprobación del gobierno central y posteriormente del tribunal supremo para que dichas comunidades puedan aplicarlas a su población.
A modo de conclusión, algo reseñable es que a pesar de que el gobierno no ejerza sus competencias de forma adecuada y se interese más por problemas políticos de mayor importancia, hay que tener en cuenta que la ciudadanía también tiene que ser responsable de sus actos y atenerse a las consecuencias si no cumple las medidas impuestas.
Rubén Arroyo Urbano (2ºBB)
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