España sufre una pérdida irreparable. Fallece Juan Romero Romero, el último superviviente español de los campos de concentración nazis, que tras unos largos y duros 101 años, perece el 3 de octubre de 2020 en la localidad francesa de Aÿ-champagne. Nacido en el municipio cordobés de Torrecampo y siendo testigo directo de las mayores barbaridades y atrocidades de la historia de la humanidad, Juan Romero se ha convertido en un personaje histórico y emblemático de nuestro país, llegando incluso a ser homenajeado por nuestro actual presidente del Gobierno.
Vídeo del homenaje a Juan Romero Romero:
https://youtu.be/hNrdVxT2TPw
LOS INICIOS DE SU VIDA LLENA DE LUCHAS
Nuestro protagonista nace en la Comarca de Los
Pedroches, más concretamente en la localidad de Torrecampo y cuando comienza la
guerra de España Juan tiene nada más que 17 años.
Juan se integró en la 33 brigada del XV Cuerpo
de Ejército. Luchó en varios lugares como en la sierra de Guadarrama, Brunete,
Guadalajara y Teruel. Para él, fue especial la batalla de El Ebro, en la
que tuvo que cruzar el río en una frágil barca, mientras los soldados
franquistas le disparaban desde un lado de la orilla. Tristemente, muchos de
sus compañeros murieron. Juan resultó herido pero, después de recuperarse en un
hospital, regresó con su brigada.
Más tarde, tras la caída de Cataluña, en
febrero de 1939, pasó la frontera francesa por Puigcerdà. En ese momento, las
autoridades francesas le internaron en el campo de concentración de Vernet d'
Ariège. Allí, en abril, se alistó a la Legión Extranjera para seguir
combatiendo y frenando al fascismo ante la guerra que se avecinaba próximamente.
SU ETAPA EN
LA ALEMANIA NAZI
A continuación, cuando un año más tarde
Alemania invadió Francia, Juan fue hecho prisionero cerca de Épinal, junto a un
importante número de republicanos españoles. Después le trasladaron al stalag
III-A, y allí permaneció un año hasta que le deportaron al famoso campo de
concentración de Mauthausen.
Su primer duro trabajo fue en la cantera.
"Cuando terminaba el día subíamos una piedra por la escalera, y que no
fuera pequeña… Los SS eran unos criminales. Todos los días llegaban los carros
de la cantera llenos de muertos".
También estuvo destinado en un “kommando”
exterior construyendo una carretera. Sus miembros eran todos españoles. Aquí, Juan
sufrió un accidente mientras cargaba unas vagonetas y resultó herido. Le
trasladaron al campo central y consiguió recuperarse en la enfermería gracias a
la ayuda de un compañero. Entonces le llegó la oportunidad de entrar en un
grupo de trabajo mejor: el kommando de la desinfección. Lo formaban doce
prisioneros. Su misión consistía en recoger las ropas de las expediciones de
presos que llegaban al campo y, en unas grandes parihuelas (una especie de armazón
que sirve para transportar cosas entre dos o más personas), llevarlas al
edificio de la desinfección. Cuando estaban listas, las recogían y las dejaban
en la lavandería. Para Juan esto fue su salvación, ya que solían encontrar algo
de comida en los bolsillos de los recién llegados, que se repartían entre los que
realizaban este trabajo.
Aquí permaneció durante tres años, hasta su
liberación. Un dato importante sobre el miedo que tenía constantemente es que el soldado SS que les custodiaba formaba parte del grupo encargado de fusilar a
los prisioneros.
Debido a su particular trabajo veía a todos los grupos de prisioneros que llegaban a Mauthausen. Durante los últimos meses de la guerra entraron miles de ellos, evacuados de otros campos como Auschwitz: "Si había grupos que llegaban y en vez de ir a la ducha se quedaban fuera, eso era muy malo… Esos iban directamente a la cámara de gas". Juan tiene un recuerdo que, más de 70 años después, todavía le atormenta: "Llegó al campo un grupo, había hombres, mujeres, niños muy chicos. Eran 30 o 40. Nosotros estábamos para salir; esperamos a que entraran, pasaron delante de nosotros y una niña pequeña me sonrió… la pequeñita, la pobre, ignorante no sabía que iba directa a la cámara de gas. Y eso me hizo mucho daño. Yo he visto muchos grupos, pero aquella pequeñita, la niña que me echó una sonrisa… Aún ahora por las noche me acuerdo mucho de ella".
Juan también comenta que al final creció tanto
el número de prisioneros que no había trajes para todos y se les daba ropa
civil. Para identificarlos ante una posible fuga, en la parte posterior de la
chaqueta se le quitaba un pedazo y en su lugar se le ponía un cuadro de rayas.
EL PUNTO FINAL A SU HISTORIA
Testimonios directos del propio Juan dicen que él todavía
no se creía que saliera vivo de allí. Durante su etapa en el campo de
concentración contempló muchas atrocidades: asesinatos, fusilamientos, etc.
Después, fue repatriado a Francia. Se instaló
en Ay, junto a una veintena de deportados. Allí conoció a su mujer y con ella
rehízo su vida. Se casaron en 1947 y tuvieron cuatro hijos. Juan trabajó
durante 30 años en un viñedo y una bodega que fabricaba champagne. El ya
anciano cordobés se lamenta cuando echa la vista atrás: "A España no podía
volver, yo había hecho la guerra contra Franco. Regresé la primera vez en el
60, cuando tuve la nacionalidad francesa. Y fui a Barcelona a ver a mi familia".
En mayo de 1958, en el cementerio Père-Lachaise de París, asistió a la inauguración del monumento a las víctimas de Mauthausen: una larga escalera por la que sube un deportado cargado con una gran piedra a sus espaldas. No ha querido regresar al campo de concentración. Demasiados malos recuerdos.
CONDECORACIONES
Y RECONOCIMIENTOS
Nuestro valeroso protagonista ha recibido
varias condecoraciones y reconocimientos como la condecoración por la Legión de
Honor francesa en 2016 o ser nombrado Hijo Predilecto de la Provincia de
Córdoba por acuerdo de la Diputación Provincial en 2021.
Aunque puede que todos premios y honores no
sean suficientes en comparación de todos los actos intrépidos hechos por nuestro protagonista, han servido para otorgar más visión de
icono histórico de nuestro país.
En
definitiva, podemos decir que la figura de Juan Romero Romero es muy importante y lo podemos tomar como un ejemplo a seguir, ya que ha demostrado un coraje, una valentía y una persistencia admirables mientras luchaba por sus ideales sin temer a las consecuencias totalmente injustas que le provocaron los fascistas. Aún así, Juan ha vivido unas atrocidades y brutalidades que, sin duda alguna, han vivido en su memoria por toda su vida, pero aunque ha cargado con ese peso durante su vida, él logró rehacer su vida y formar una bonita y feliz familia; por lo que también lo podemos tener como un ejemplo de sacrificio y superación.
Sin embargo, todo esfuerzo tiene su recompensa y por ello Juan Romero ha sido premiado y condecorado en varias ocasiones.
Con todo esto quiero recalcar que en nuestra sociedad actual hacen falta más personas como Juan Romero Romero, que tengan claras sus creencias y convicciones, y actúen en favor a ellas y defendiéndolas, y no huyan y se escondan sin haber luchado.
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