martes, 20 de abril de 2021

La pedagogía Waldorf

La pedagogía Waldorf es un sistema educativo que tiene sus comienzos en el año 1919 tras finalizar la Primera Guerra Mundial. Rudolf Steiner fue un filósofo austriaco, educador, artista, autor teatral y pensador social, que se ocupó de la organización del centro y de la formación del equipo docente. El objetivo de esta metodología es modernizar la enseñanza base de cualquier desarrollo social cuando algunas formas y estructuras viejas exigían una renovación y cambio profundo.

Este sistema se basa fundamentalmente en la búsqueda del ser humano libre. Lo que pretende es que, a lo largo de sus etapas evolutivas, se desarrollen todas las cualidades para llegar a ser personas adultas, íntegras, coherentes y libres.

El ser humano está compuesto por tres partes diferentes: la parte física, la parte emocional y la parte intelectual. La intención con la que se crean las escuelas Waldorf es el desarrollo de cada una de estas partes, para que estén en consonancia y, así, poder actuar en función de aquello que deseamos, sentimos, queremos y que todo se encuentre con un buen punto de equilibrio.

Dependiendo de la etapa en la que se sitúe una persona, se trabaja una determinada parte. En primer lugar, el enfoque de las escuelas Waldorf se orienta hacia la educación de la primera infancia (0-7 años), basada en la voluntad y el cuerpo físico. Se centra en actividades prácticas y juegos creativos, especialmente en el juego libre, con materiales no estructurados, desarrollo de la imaginación, la fantasía y el movimiento libre en un contexto muy cuidado y sostenido, con figuras referentes muy amorosas, como si fueran una figura de hogar, buscando un ambiente familiar. Además, se encuentra muy relacionada con el ámbito de la naturaleza, como, por ejemplo, la estación del año en la que nos encontramos. Por ello, todas las escuelas están dotadas de unos grandes jardines donde los niños y niñas juegan en el exterior. De este modo, en ningún momento se introduce nada de las siguientes partes.


Una vez que nuestros órganos y nuestro cuerpo se han consolidado y hemos desarrollado los sentidos, se pasa a la etapa emocional, que está orientada hacia la educación primaria (7-14 años). Esta se basa en un aprendizaje formal, que se lleva a cabo a través de la emoción, la vivencia y la experiencia. Sin embargo, este método de aprendizaje no se fundamenta en lo que el sistema educativo actual nos ha acostumbrado, es decir, no consiste en sentarse en una silla escribiendo y el profesor explicando el temario en cuestión. Aquí sucede de manera contraria, pues se intenta hacer desde un punto de vista dinámico y divertido. Para ello, se programan una serie de juegos, cuentos, dibujos, canciones y tratan, por ejemplo, de enseñar las tablas de multiplicar empleando gestos, saltando a la comba, etc. Así, se parte de la emoción o la fantasía y termina en algo más concreto y abstracto.  

Por último, en la etapa de secundaria (14-21 años) se apela a lo intelectual. Dentro de nuestro modelo educativo lo que ocurre es que desde la etapa de infantil, se introducen muchos contenidos intelectuales, incrementándose aún más en primaria y, posteriormente, al llegar a la educación secundaria, los alumnos ya están saturados y colapsados de información. Con esta forma, lo que se consigue es perder la motivación y las ganas de aprender. No obstante, si se respetase cada proceso desde donde se aprende en cada momento evolutivo, este periodo final estaría lleno de ilusión, con un deseo de conocer y aprender cómo es el mundo.






Para realizar esta metodología, se inician determinados proyectos, siempre trabajando a través de la indagación y conclusiones propias. Tras la investigación que se haya realizado, una persona puede aportar algo al mundo, contribuyendo a su mejora y desarrollo. En el momento en que se dan por trabajadas las distintas partes en consonancia y coherencia, podemos ser seres humanos adultos y libres. 

Míriam Jiménez López, 2ºBA. 

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