Maestro de vocación, don Francisco Cabrera ha impartido clase durante más de cuarenta años, parte de ellos en nuestro centro, donde ha dejado un grato recuerdo, además de una gran dosis de experiencia y sabiduría, entre sus compañero/as y alumno/as. Hoy, ya jubilado, repasa con nosotros sus comienzos y su trayectoria profesional, y nos cuenta en qué ocupa su tiempo actualmente.
¿En qué año comenzó usted sus estudios universitarios y qué clase de estudios ha realizado?
Hice el Bachillerato Superior por la especialidad de
Ciencias en el Colegio Salesiano de nuestro Pozoblanco. Iba a examinarme -el examen se
hacía sobre libros enteros en un par de días o día y medio-, de todas las
asignaturas, al Instituto Fray Andrés de Puertollano (Ciudad Real). Empecé a
estudiar la carrera de Magisterio en el curso 63-64, estudiaba en casa, me
ayudaba D. Antonio Rodríguez Márquez, entonces maestro en el Colegio Manuel
Cano Damián, iba a examinarme a La Normal (así se le llamaba a la Escuela del
Magisterio). El tercer curso lo hice “oficial”, estudiando en la propia
Escuela. Acabé en el curso 65-66. En mitad, en el curso 64-65, tuve mi
experiencia universitaria con el “Preu”, realizando el examen del “pase” en la
Facultad de Veterinaria de Córdoba. No pude continuar en la Universidad por
problemas económicos (las becas eran muy difíciles entonces: teniendo beca y
aprobando el “Preu” en junio, no me la concedieron al curso siguiente).
Decidí acabar Magisterio. El curso
siguiente 66-67, realicé Oposición al Cuerpo del Magisterio. Mi primer destino
como funcionario fue Pedroche, del que guardo un gratísimo recuerdo.
¿Dónde cursó su carrera? ¿Por qué?
Ya lo he explicado: en casa con
maestros particulares y, en el último curso, en la Escuela
Normal de Magisterio Fernando III el Santo en Córdoba, edificio que hoy posee
la Junta de Andalucía en la calle San Felipe, frente a la Parroquia de San
Nicolás de la Villa.
¿Por qué? Córdoba era lo más
cercano y por lo tanto más accesible.
¿Cuántos años se ha dedicado usted a la docencia?
Cuarenta y seis años. Se me
hicieron cortos. He disfrutado con mi profesión. ¡Cuántas gracias he dado a
Dios por ello! Si volviera a nacer, volvería a ser docente.
En general, ¿qué balance haría de ellos? ¿Está satisfecho con la labor
que ha realizado?
He pasado, como es normal, por
diferentes etapas. Desde pequeñines de 1º de primaria hasta los mayores de 8º
de EGB, incluyendo el primer Ciclo de la ESO. Sin olvidar mi estancia en la
Campaña de Alfabetización de Adultos. Mi trabajo y vocación se ha centrado
entre los 12 y los 14 años. Casi todos mis años profesionales han sido sobre
esas edades. Siempre lo he buscado así.
Hablando sobre el balance que
haría de ellos, a mí mismo me ha sorprendido que siempre fui, hasta el final,
con mi cartera bajo el brazo con la misma ilusión que cuando empecé en 1967.
Si la satisfacción se mide con
el termómetro de la ilusión del día a día, sí he quedado satisfecho, aunque
tantas cosas faltaban por hacer…
¿Por cuántos centros educativos y por qué provincias ha pasado a lo
largo de su etapa como profesor?
Provincias, solo Córdoba. Centros, varios: Agrupación Escolar Alejandro Cabrera en Pozoblanco, Alfabetización de Adultos en Pedroche, Colegio Público Nicolás del Valle en Villaralto y, ya en Pozoblanco, Colegio Salesiano San
José, C.P. Virgen de Luna e IES Antonio María Calero.
¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser profesor?
Ya de niño mis juegos infantiles
eran “hacer escuela”: corregía cuadernos, anotaba calificaciones…; sin embargo,
cuando acabé el Bachillerato, quería hacer Peritaje Mercantil. Gracias a que
obedecí a mi padre, él me inclinó por la enseñanza. Me hubiera estrellado de
Perito Mercantil, pues jamás me ha gustado la Economía.
¿Cuántos años ha estado usted en el IES Antonio Mª Calero? ¿Qué
valoración haría de ellos?
Inicié mi periplo en nuestro Instituto el uno de septiembre
de 1998. La jubilación fue el 31 de agosto de 2013. Luego, si echamos la
cuenta, 15 años.
Han sido para mí unos años geniales. Siempre he valorado el
compañerismo y la buena aceptación que hemos tenido. Yo, sinceramente, me he
sentido “como en casa”. Volvería a repetir.
De los muchos alumnos y alumnas a los que ha impartido clase en nuestro
centro, ¿hay alguno del que se acuerde especialmente? ¿Por qué?
Don Francisco, junto a su última tutoría de 2º ESO A |
Por circunstancias de vecindad o familiares, siempre a
algunos se les ve más y se les recuerda mejor por ello. Pero el acordarme
especialmente es por cursos. Mi última tutoría me es imposible de olvidar. Me
hicieron feliz. Ahí he puesto su foto. Entonces eran 2º ESO A. Hoy están en
Ciclos y 1º de Bachillerato.
¿Cuántos años lleva usted jubilado? A lo largo de ellos, ¿ha echado de
menos su profesión?
Este curso 2015/16 ha sido el
tercero de mi jubilación. Naturalmente que la he echado de menos, siento que
uno debe vivir en función de las personas que nos rodean, y “mis alumnos” eran
personas que me rodeaban. Sin embargo, la vida tiene sus diferentes etapas y yo
quiero asumirlas con alegría.
Ahora que tiene más tiempo para usted, ¿a qué lo dedica?
Lo dedico a la vida familiar y la Evangelización en la
Parroquia de San Sebastián.
Siempre se ha caracterizado por impartir sus clases de manera diferente.
¿Cree que su metodología lo ha acercado más a los jóvenes?
He sido siempre un enamorado de la Pedagogía del Padre
Manjón y de San Juan Bosco. Clases al aire libre y el sistema preventivo. Así
me acercaba a los jóvenes. Me ha gustado la metodología lúdica, es decir,
aprender jugando. Cuando me encontraba con antiguos alumnos en la calle o en el
bar, siempre me preguntaban si seguía con los equipos y las divisiones.
Veía que les había impactado. Pues nada, a seguir. De vez en cuando modificaba
para que yo tampoco me aburriera, pues para mí hubieran sido muchos años
repitiendo lo mismo.
¿Cree que la enseñanza actual es mejor o peor que la que recibió usted
en su época de estudiante? ¿Por qué?
Es totalmente diferente. Yo estudié Bachillerato en el
Colegio Salesiano. Iba a examinarme a Puertollano. En dos días nos examinábamos
de todas las asignaturas y de los libros completos, como he dicho antes. Hoy
con los parciales cambia la cosa.
Como docente, he vivido varias Leyes Educativas. Para mí, la
mejor, la antigua EGB.
No existían como ahora a tan gran nivel las nuevas
tecnologías en educación. Pero yo, que también he vivido con ellas, las he
utilizado. Lo mejor, y perdonen si no coinciden: maestro, tiza y puerta
cerrada. Parecen un jeroglífico las tres últimas palabras. Lo voy a explicar:
Maestro (Vocación y entrega hacia el alumnado), tiza (enseñanza directa y
personal, de tú a tú) y puerta cerrada (no me gustaron las injerencias desde
fuera, ¡dejadme trabajar!).
¿Qué piensa de la presión a la que se somete a los alumnos y alumnas?
Creo que no hay tanta presión. Los alumnos de hoy, aunque no
todos, tienden a ser más bien poco responsables. La vida se la estamos dando
los adultos demasiado fácil. Cuando yo era alumno, estábamos muy exigidos por
padres y profesores, pero a eso no le llamábamos presión, le llamábamos
responsabilidad. De adultos lo hemos agradecido.
¿Ha aprendido algo de los jóvenes a los que ha impartido clase?
¿Cómo no? Ellos han ido marcando mi pedagogía. Me han hecho
rectificar haciéndome ver mis errores. Pero fundamentalmente me enseñaron que
lo principal para el ser humano es que se den cuentan que se les quiere. Hoy el
mundo y la familia tienen muchas carencias afectivas.
Para finalizar, ¿podría referirnos alguna anécdota curiosa ocurrida
durante el ejercicio de su profesión?
Voy a contar varias, una en cada destino.
Agrupación Alejandro Cabrera en Pozoblanco: Me
nombraron maestro interino de dicha Agrupación para alumnos de 6º Curso de
Primaria. No había alumnos.
Alfabetización de Adultos en Pedroche: Llevé a los
alumnos de excursión a Granada. Rifamos un jamón para recaudar fondos. Lo
colocamos en uno de los bares de la plaza. D. Rodrigo Cota, entonces párroco
en Pedroche, me tomaba el pelo porque aquello era una paletilla.
Colegio Público Nicolás del Valle en Villaralto: Se
organizó por parte del Centro una excursión al Santuario de Guadalupe. Se
preveía agua. El director convocó al claustro de profesores para ver qué hacíamos. La idea era
suspenderla. Me encabezoné y los convencí. Sí hubo excursión, pero llovió a
mares. Todavía recuerdo a profesores y alumnos apelotonados, en la plaza de
Guadalupe, protegiéndonos de la lluvia debajo de unos soportales.
Salesianos de Pozoblanco: Fui con mis alumnos Campeón
Provincial de Voleibol. Nos desplazamos a Córdoba a la final y éramos el único
equipo, nos vinimos campeones y sin jugar un solo partido.
Colegio Virgen de Luna en Pozoblanco: Estudiando el
tráfico en la clase de Sociales, los alumnos vinieron todos con bicicletas,
hicieron las señales de tráfico como trabajo manual. Yo busqué cubiertas de
coche de mi amigo Manuel Redondo Navas, ya fallecido. Hicimos un parking en la
pista de balonmano y resultó un acontecimiento.
Mónica Pérez González